jueves, 3 de noviembre de 2011

Chiapas, territorio de alta vulnerabilidad a las lluvias

Llueve el doble que el resto del país al año, aún así la autoprotección sigue siendo el reto

por Juan Álvarez Moreno
(fotos Hugo Sánchez e Internet)


Chiapas es la frontera limítrofe entre México y Centroamérica, su extensión territorial es de 74 mil 415 kilómetros cuadrados, se considera el octavo más grande del país, y uno de los principales estados con más alta vulnerabilidad para las lluvias, mismas que en los últimos años han dejado desastres, perdidas humanas y económicas.
La intensidad de lluvias que año con año van en aumento son considerados como parte del cambio climático, fenómeno que se describe como la elevación de la temperatura de los océanos Pacífico y Atlántico como consecuencia del efecto invernadero que impide la salida de los rayos a la atmósfera, intensificando la presencia de los rayos en los mares y condensan el vapor que produce la lluvia.

¿Qué esta pasando en Chiapas?

Desde 1999 al 2010, la entidad tuvo 32 declaratorias de emergencias de desastres, dos de ellas de tipo geológicos y 30 del tipo hidrometeorológico. En los primeros ocho años según reportes del Instituto de Protección Civil de Chiapas (1999-2006) se realizaron 15 declaratorias de emergencias, lo que representó una estadística de 1.8 desastres por año.

De 2007 a 2010 (los últimos cuatro años) se reportaron 17 desastres que según estadísticas oficiales fue ascendió a 4.2 desastres por año. Estos datos son parte de los efectos del cambio climático.
En 2005 Chiapas fue afectado por el huracán Stan y Wilma, se perdió el equivalente al 15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) estatal y se requerirán 2 mil millones de pesos para recuperar el cause de los ríos; a la fecha sigue sin repararse al 100 por ciento los estragos.

Stan modificó la geografía del sureste a causa del desbordamiento de 82 ríos. El Suchiate, municipio que divide la frontera México-Guatemala arrancó pedazos del territorio mexicano con todo y casas. En Tapachula, el río Coatán partió en dos la ciudad. Fueron 13 días sin tregua, al grado de que cientos de comunidades quedaron aislados. Stan cobró la vida de 71 chiapanecos y dejó sin hogar a 31 mil familias.
Luis Manuel García Moreno, director del Sistema Estatal de Protección Civil reconoce que “anteriormente Chiapas tenía presencia de fenómenos naturales cada 20 años, poco a poco se ha reducido a 15, luego a 10 años, y el periodo de ocurrencias sigue acortándose cada vez más.
“Tan solo en el 2010, el Instituto de Protección Civil para el Manejo Integral de de Riesgos de Desastres reconoce que se tuvo afectaciones severas en 66 municipios de los 118, en otros 29 fue de menor riesgo, todo por las lluvias que rebasaron el umbral histórico. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) considera ya al 2010 como el más lluvioso que se tenga registrado en los últimos 70 años.”
Los daños de 2010 señalan que 565 localidades de 95 municipios resultaron afectadas; entre ellos 440 escuelas, 47 iglesias, 49 edificios públicos; 211 derrumbes 45 puentes dañados, 381 caminos eso en cuanto a lo material. En el factor humano se reportaron 23 lesionados y 26 fallecidos.
La vulnerabilidad de la entidad está asociada por su cercanía con el ecuador (el eje de rotación del planeta) misma que comparte con Tabasco; pero a diferencia que éste, en Chiapas llueve más que en otras partes del país, según García Moreno, tenemos un régimen de precipitación de dos mil 735 milímetros en la media anual, cuando el resto del país es de 700 milímetros; por qué sucede esto, porque estamos más cercanos al trópico. Esta situación está forzando a que los gobiernos adaptemos las políticas públicas al cambio climático.
De los 118 municipios, 72 de ellos están considerados dentro del Atlas de Riesgos como vulnerables a los fenómenos meteorológicos, siendo las regiones de Soconusco, Sierra, Istmo Costa y región norte los que más sufren los estragos.

Motozintla, de alto riesgo

Encalvado en la Sierra Madre de Chiapas por lo que las zonas accidentadas son las predominantes en el territorio de ese municipio; La hidrografía del municipio la componen los ríos: Huixtla, Motozintla-Mazapa; así como los arroyos Las Cabañas, Llano Grande y Negro.
Por ello la situación es de riesgo; lo sabe el gobierno y la misma sociedad y diferentes investigadores nacionales e internacionales; sin embargo, modificar una población de 60 mil habitantes cuya extensión territorial es de 782.50 kilómetros cuadrados (36% de la región Sierra) no ha sido fácil para las autoridades como lo señala el director de Protección Civil.
“En Motozintla la población que vive ahí, saben que viven en situación de riesgo, se han hecho muchos estudios, tal vez sea uno de los más estudiados por investigadores nacionales e internacionales en cuanto al tema de geología. El gobierno intentó reducir el crecimiento poblacional al cambiar la sede de la región económica a Frontera Comalapa porque no hay suelo apto para vivienda, todos son pendientes pronunciadas o situaciones en riesgo de inundación pero la sociedad no lo aceptó.”

La situación es complicada dice Luis Manuel García, la gente aún percibiendo el riesgo impide frenar el crecimiento; una de las propuestas gubernamentales es crear nuevas obras más resistentes a los estragos que provocan las lluvias por la alta vulnerabilidad.
“Frenar el crecimiento es una medida de mitigación, y trabajar con ellos en la reforestar, es evidente desde la carretera o por aire ver que la cantidad cerros y miles de hectáreas no tienen árboles, al no existir los árboles, la cantidad de lluvia se escurre y provoca sedimento; eso lo hace de alto riesgo.”
Uno de los problemas críticos que actualmente enfrenta el Estado de Chiapas, es la deforestación. En el periodo de 1975–1992, se perdieron más de 700 mil hectáreas de bosques y selvas, siendo las causas principales los desmontes, incendios y plagas; cifras más actuales indican tasas de deforestación anual para el estado del orden de las 30 mil a 45 mil hectáreas.

Los desastres, ¿Naturales o socialmente construidos?

Comúnmente se le llama desastres naturales a los estragos que dejan las lluvias, para los especialistas el verdadero nombre es desastres socialmente construidos; echarle la culpa a la naturaleza es un error que nadie quiere reconocer, menos la sociedad de la actualidad.
Mientras el Sistema Estatal de Protección Civil modificó su esquema de trabajo, al pasar de la atención de riesgos a la preparación previa de los mismos, en los ayuntamientos locales la cooperación preventiva para reducir o mitigar los riesgos sigue siendo lenta.

La Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol), Socorro Zavaleta Cruz reconoció a principios de años que dependencias federales como la que preside ofrecen recursos para atender los desastres, pero que desafortunadamente por desconocimiento o desidia ningún municipio los solicita.
En este sentido, la diputada Rita Balboa Cuesta, presidenta de la Comisión de Protección Civil del Congreso del Estado lamentó que los municipios no cooperen en la prevención de los desastres con la aplicación de desastres.
“No puedes ir a horcarlos para hacerlo, es cierto que muchos de los ayuntamientos reciben muy pocos recursos para esto, pero aunado a esto no hay cultura para la prevención de protección civil y otros casos como la salud y educación; porque siempre actuamos después de lo ocurrido.”
Los recursos hoy son primordiales para reducir y mitigar los riesgos, aunque nunca serán suficientes si se considera que no hay, en la tierra un metro cuadrado donde es riesgo sea de cero. En este año la entidad destinó para uso exclusivo de la gestión integral de riesgo un promedio de 44 a 45 millones de pesos para la operación del sistema estatal de protección civil pero la mejor estrategia para prevenir los desastres es que cada familia se cuide por sí misma señala su director; “Estamos hablando que en la entidad hay un millón 90 mil hogares (censo 2010 del Inegi), suena utópico pensar que el gobierno tenga a una persona en cada una de ellas vigilándolas.
La estrategia gubernamental para esta alta vulnerabilidad en los fenómenos meteorológicos, aunados a los sísmicos, es apostarle al enfoque de la ingeniería hidráulica y a la cultura de educar a la población urbana y rural de una autoprotección.
“Si vamos a construir un puente de una carretera, donde por abajo pase un río, antes el periodo de retorno para crecidas era de 100 años, ahora se hace con un periodo de retorno de mil años; es decir, mas alto y más ancho para tener más capacidad hidráulica.”
Felipe Arreguín, Subdirector de la Comisión Nacional del Agua coincide con esta propuesta, al reconocer que el cambio climático es una realidad y por ello se necesita de especialistas en el manejo de los ríos.
“De los ingenieros civiles que se gradúan, solo el 10 por ciento de los profesionales se dedica al estudio de los ríos, aún y cuando se sabe que el problema de este país es el ordenamiento territorial.”
La lucha por crear una cultura autopreventiva suena y se oye fácil, pero la sociedad sigue escéptica en tanto no le ocurra un desastre no dimensiona las consecuencias de los estragos reconoce García Moreno.









No hay comentarios: